La publicidad es una de las industrias más brillantes de nuestro tiempo que, lejos de agotarse, muestra signos de vitalidad cada día. Si en algún ámbito puntual, como el del cine, su pujanza económica se resiente, en otros sus inversiones aumentan sin parar e incluso surgen nuevas posibilidades, como la publicidad a través de teléfonos móviles, e Internet donde la publicidad crece en proporción al desarrollo vertiginoso de la red.
A pesar de las fobias y filias que suscita, a todos nos llama la atención y nos cautiva. Debe ser objeto de estudio para contribuir a nuestra formación como receptores críticos de medios audiovisuales y consumidores responsables.
Con la extensión del proceso de industrialización aumenta la producción y el número de excedentes. Es necesario entonces atraer la atención de los potenciales consumidores e incluso generar nuevas necesidades que permitan dar salida rápida a los productos.
- En una economía de mercado la publicidad está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida. En la calle, en casa, en los móviles, en todos los medios de comunicación y cada día encuentra nuevas formas para propagar sus mensajes
- Televisión, prensa, radio, publicidad, exterior, acaparan en este orden la mayoría de los mensajes publicitarios, pero existen otros ámbitos de la vida privada en los que la publicidad también está presente: en nuestro atuendo, en nuestros utensilios, etc.
- Las cadenas de televisión, apurando la legalidad, dedican hasta un 25% de su programación a la publicidad, pero en muchos casos se incumple esta norma y se supera el tiempo permitido de emisión de spots.
- En los diarios y revistas la proporción entre información y publicidad oscila entre un 30% y un 70%, para una y otra, dependiendo del medio y de la época del año de que se trate.
- Sus mensajes no sólo nos hablan de productos sino que además transmiten una visión de la realidad social que condiciona nuestra percepción del mundo en que vivimos.